jueves, 1 de octubre de 2015

20 de setiembre de 2015, domingo.



A las 7:30 tenía que estar en Punta del Este, así que me puse el despertador a las 6 a.m. y salí de la chacra súper temprano. Por suerte, porque en la ruta había mucha niebla, no se veía a 30 metros. Nada. No se veía nada. Y si llegaba tarde, Marta, la señora que estaba quedándose a cuidar a mi madre, perdía el único ómnibus que tenía en la mañana para regresar a su casa. Me encanta la niebla, para filmar o hacer fotografías, pero no  cuando estoy manejando, y menos estando apurada…  recuerdo viajes con niebla por rutas del Uruguay en las que hacía de acompañante, y el terror que sentía porque mi ex manejaba a una velocidad riesgosa para esa visibilidad. El vértigo de entrar en una nube espesa de niebla, en un auto a demasiada velocidad como para hacer una maniobra urgente e imprevista. A ciegas, prácticamente.
Almorzamos en Los limoneros, la chacra de Marcelo, mi hermano. Estuvo muy lindo, rico y divertido. Comimos demasiado, como siempre. 


 













No hay comentarios:

Publicar un comentario