Terminé de
pintar mi habitación. Al final, la dejé toda blanca, me gusta pintar con
colores, pero al final me canso, además, es un dormitorio pequeño, y el blanco
le va mejor. Me falta pintar el piso, un día de éstos me decido y lo termino.
También
coseché moras. La semana que viene vuelvo a Montevideo, por un lado quiero irme
a casa, y por otro quedarme. Una de las cosas que me da más pena es que las
moras van a quedar en las plantas. Y estoy haciendo mermelada, con esas moras
que no fueron fumigadas con ningún químico. Y la higuera está llena de higos, y
todavía les falta madurar. Quiero hacer higos en almíbar. En fin, hay muchas más cosas por las que me
dan ganas de quedarme, la playa, el mar, las noches estrelladas, la luna
redonda y amarilla apareciendo en el horizonte, el silencio, la soledad, la
perra, las gatas. Por otro lado, acá no produzco. Tengo que trabajar en la
obra, y siempre hay algo que me distrae, como quedarme mirando el movimiento
del follaje de las anacahuitas, comprobar cómo crece día a día la glicina,
cortar el césped, podar las ramas desubicadas.
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