Vimos el video, lo encuadramos, funcionó todo bien, y
pudimos trabajar en el montaje de los retratos y del resto de las obras,
pensándolo todo en conjunto, desde otro punto de vista. Redondeando la
propuesta en la sala. Dejamos colgados los retratos. Faltaba una mano de naranja. Continué con los dibujos en las paredes, y pensando en el
diseño de la mesa, del plano oblicuo que entraba en la sala, en las
invisibilidades, las distintas tramas que se entrecruzaban sobre la diagonal,
las superposiciones, las capas, las veladuras.
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