Un día de trámites
agotadores, de desconcentración. Organizando la ida a Buenos Aires y a Córdoba.
Vamos con Gaby, voy a filmar el video para la exposición. Tengo bastante
pensado lo que voy a hacer. El tema es llegar al lugar correcto. En fin, habrá
que arreglarse.
Genial el texto que
encontré en la facultad de Odontología… Justo habíamos estado hablando la noche
anterior, en el seminario de filosofía, de los “mandatos” sociales, del “deber ser”.
Hay que llegar “arriba”, ¿a sentarse a la derecha del padre? Me encantó
encontrarme con ese cartel. Le saqué una foto, y pasó una estudiante que sonrió
con aprobación. Enseguida, se me acercó una mujer que me estaba observando, y
comentó “Qué verdad dice, qué verdad…”
Después de eso,
tuve que ir a un sitio a firmar unos papeles, es un sindicato de acotres, o
algo así. Había dos hombres sentados en los dos sillones de la sala de espera. Me
quedé parada, esperando. Salió una chica muy amable y los hizo pasar. Se levantaron
y fueron hacia la puerta, dejando los sillones llenos de cosas –abrigos,
mochilas, etc, y a mí, parada enfrente. Tuve que decirle a uno si podía dejar
un sillón libre, al menos. El “deber ser” no incluye la cortesía, evidentemente.
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