Me desperté tarde y
trabajé un rato, me hice un zapallito revuelto con arroz (apareció en el fondo
una planta de zapallitos, super frondosa, y cada vez que voy cosecho algunos).
Pasé por “Los
limoneros”, Marce me llamó para invitarme a almorzar, estaban haciendo asado,
pero yo ya había arreglado con mamá que iba a verla. No se puede decir que cvas
a hacer algo y cambiar el programa porque se queda esperando, ansiosa. Después
me fui a Maldonado. Le llevé a mi madre unos audios que parecían entretenidos.
Pero no se concentra, estuvo muy agitada, ansiosa, quiso bajar al jardín, a los
cinco minutos subir, después acostarse, tomar el té… me da mucha pena. No está
bien, dice que no quiere vivir más. Y yo
la entiendo, tampoco querría vivir así. En una silla de ruedas, sin autonomía
ninguna, y encima, casi ciega. La vivencia de ese día con ella me dejó un sabor
a despedida.
La puesta de sol estuvo increíble, el sol -en la foto no se ve- parecía una pelota, con volumen. Debe ser el efecto de las cenizas del volcán chileno. La nube de ceniza se vió toda la tarde.
Me duché en lo de
Elena, estaban Fede y Andrés, y me fui a la Casa de la cultura de Maldonado, a
la presentación del disco Polk de Dany López. Me encantó, me encantó el ritmo.
Después fuimos a comer chivitos con Pity, Ana, Jorgelina y una amiga de ellas.
Llegué tarde a la chacra, como a las 2 de la mañana. La noche estaba calma, no
se escuchaba ni una brisa. Mis pisadas sobre las hojas secas las hicieron
crujir.
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