miércoles, 17 de junio de 2015

03 de junio de 2015, miércoles.



Salimos de mañana temprano en un ómnibus para Villa Mercedes, ya con todo el equipaje. La idea era volver a Córdoba el viernes de mañana –para que ningún imprevisto nos impidiera tomar el avión de vuelta. El único tema fue que había pocas opciones de autobuses, podíamos salir para Córdoba el jueves de tardecita y llegar a eso de las 4 a.m., o salir de Villa Mercedes a las 2:30 de la madrugada y llegar a las 7 a.m. Elegimos la última. Supusimos que iba a ser más simple quedarse hasta las 2 a.m. en Villa Mercedes, en algún boliche o en la terminal de buses, que llegar a Córdoba a las 4 a.m. sin un lugar a dónde ir. El único tema era qué hacer en Villa Mercedes hasta las 2 de la mañana, porque estábamos cansadas. Lo planteamos en el hotel, y no hubo problema para que nos quedáramos en la sala con wifi hasta la hora que quisiéramos.

Cuando llegamos a la Terminal nos enteramos de que había paro de transporte, aunque no de las líneas de viajes largos. Pero juuuuusto la compañía en que viajábamos nosotras se adhirió al paro, así que tuvimos unos momentos de incertidumbre, sin saber si íbamos a lograr salid de Córdoba ese día. Era una etapa crucial, y eso podía arruinarnos los pocos planes que habíamos definido como ultra importantes. Finalmente, de algún lado salió un autobús que iba a Villa Mercedes y no se adhería al paro y salimos en él a las 8 y pico de la mañana. El viaje fue largo, la ruta estaba toda cortada, la están convirtiendo en autopista.

Pero fue un viaje lindo, nos sentamos en la primer fila de la parte de arriba, con dos asientos para cada una. Teníamos una ventana panorámica al paisaje. Dormimos un rato, pero poco.

Llegamos a Villa Mercedes a eso de las 16 hs. Teníamos que buscar hotel, y por internet no habíamos encontrado muchas opciones, y todas eran caras, o malas. Así que dejamos que un taxista charlatán nos llevara por los hoteles que nos aconsejó hasta elegir uno. Los baratos, eran horribles. Elegimos uno intermedio, céntrico. Pagamos más que por el apartamento en Córdoba. Después de instalarnos, llamamos al Prof. Ossola, que nos citó para las 19 hs en su estudio. Allá llegamos un poco tarde, luego de algunos inconvenientes con los nombres de las calles. La entrevista fue muy interesante, estuvimos charlando como tres horas. Él nos sugirió que nos contactáramos con un baqueano en  los sitios de los Ranqueles, Daniel.  Gaby habló con él y le dijo que podía reunirse con nosotras esa noche, pero no al día siguiente. Así que aunque estábamos muy cansadas lo citamos a un restaurante del centro, que quedaba cerca del hotel. Charlamos con él un buen rato –nosotras muy cansadas, hasta que Gaby –que estaba más despierta que yo – lo invitó a acompañarnos en la recorrida por los sitios que nos había aconsejado visitar el Prof. Ossola, sitios donde había habido Ranqueles. Aceptó ir con nosotras al día siguiente, nos pareció entusiasmado. 





















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