martes, 30 de junio de 2015

27 de junio de 2015, sábado.



Fuimos a almorzar a lo de Cori, a El viento (o Lo que el viento se llevó, que no me gusta porque es un nombre muy largo, o Cerca del viento, o Por el viento, o Gracias al viento, o Desde el viento, o Viento sur –que en definitiva fue el viento que se llevó todo), y llevamos unos canelones de espinaca que preparó Marta. Joso hizo una carne a la parrilla muy rica. Nos volvimos temprano, porque mamá quiso volver. Se pone muy caprichosa, en fin. Llegamos al apartamento y estaba esperándola una amiga, Daisy. Es una amiga muy querida, recordaron eventos y salidas que hicieron juntas, como por ejemplo, una vez que mamá manejaba y querían ir a Portezuelo por unos caminos nuevos y era de noche y se perdieron y que terminaron en San Carlos.
Me iba a ir a dormir a la chacra –descanso mejor sola en mi casa cuando voy a Maldonado. Pero pasé por lo de Elena, iban a mirar una película, me quedé y como terminó cerca de la una de la mañana, ya no me dieron ganas de irme, y me quedé a dormir. Me encantó la peli, Boyhood, de Richard Linklater.








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