Fuimos a
almorzar a lo de Cori, a El viento (o
Lo que el viento se llevó, que no me
gusta porque es un nombre muy largo, o Cerca
del viento, o Por el viento, o Gracias al viento, o Desde el viento, o Viento sur –que en definitiva fue el viento que se llevó todo), y
llevamos unos canelones de espinaca que preparó Marta. Joso hizo una carne a la
parrilla muy rica. Nos volvimos temprano, porque mamá quiso volver. Se pone muy
caprichosa, en fin. Llegamos al apartamento y estaba esperándola una amiga,
Daisy. Es una amiga muy querida, recordaron eventos y salidas que hicieron
juntas, como por ejemplo, una vez que mamá manejaba y querían ir a Portezuelo
por unos caminos nuevos y era de noche y se perdieron y que terminaron en San
Carlos.
Me iba a ir
a dormir a la chacra –descanso mejor sola en mi casa cuando voy a Maldonado. Pero
pasé por lo de Elena, iban a mirar una película, me quedé y como terminó cerca
de la una de la mañana, ya no me dieron ganas de irme, y me quedé a dormir. Me encantó
la peli, Boyhood, de Richard Linklater.
No hay comentarios:
Publicar un comentario