lunes, 22 de junio de 2015

06 de junio de 2015, sábado.



Fuimos temprano al aeropuerto para que no hubiera imprevistos o para intentar solucionar lo imprevistos que sucedieran. Por ejemplo, una amiga de Gaby había dejado el día anterior su pasaje abierto, porque ella viaja habitualmente a Córdoba y se volvía a Buenos Aires en autobús; pero a mí no me servía dejar mi pasaje abierto para volver a Córdoba, ni por un año. A Gaby tampoco. Entonces, o volábamos a Buenos Aires, o nos quedábamos en el aeropuerto hasta que los vuelos se normalizaran, pero eran temas sobre los cuales había que tomar decisiones, si la niebla seguía.
No hubo problemas, la niebla desapareció. Los vuelos se normalizaron.  Por fin, íbamos a salir hacia Buenos Aires sin inconvenientes. Buenos Aires. Amo esa ciudad que siento tan cercana a  Montevideo. Cercana en la historia, en los afectos, en el aspecto. En Buenos Aires no me siento extranjera.
Y bueno, para sentirme más en mi casa, cociné. Cocinar me desestresa.  Hice un risssoto, porque Kekena y Alejandra iban a lo de Gaby a reunirse con Richard, y me encantó cocinar para recibirlas. Viole me ayudó, con toda el buena energía. Me traía lo que le pedía, una tabla., una cuchara de madera, un cuchillo… una divina!
Charlamos con Keke y Ale, y claro, me quedé dormida en la mitad de la charla. A-g-o-t-a-d-a. 




















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