Fuimos al
MAM, a comprar fruta y verdura. Realmente, es el mejor lugar para ir, la
verdura es excelente y los precios también. Bastian anduvo en un coche, hay un
montón de modelos y los prestan para los niños, y estaba super feliz.
Al volver a
casa, cociné. Cocinar me tranquiliza, es extraño. Veo qué hay en la heladera, o
en la despensa, y pienso en un plato, si falta algo voy a buscarlo, y después
me concentro. Si alguien me ayuda, está bien, pero si estoy sola, cortando,
pelando mezclando, saltando, dorando, también está bien. Lo único que no me
entusiasma mucho es lavar, me cansa, me aburre, me pone de malhumor, aunque
trato de tomármelo con buena onda. Y soy un desastre, hace tres meses compré un
lavavajillas y todavía no lo instalé.
Me anoté en un workshop en el Centro Cultural
de España, donde vamos a trabajar con cocina y arte. Estoy entusiasmada.
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