Me levanté
temprano y pinté las zonas del piso que habían quedado sin pintar. Quedó súper
lindo. Después le dí la primer mano de pintura a la puerta. Me pareció raro,
muy brillante la pintura. Pensé que al secarse se le iba a ir el brillo. Yo había
comprado un verde oscuro, mate. En fin, el brillo no se fue, y en la lata decía
esmalte brillante el agua. Uy qué rabia. Me entregaron mal la lata. En fin,
igual le di la segunda mano ya había abierto la lata y no me la iban a cambiar.
Almorzamos en
Los Limoneros. Almuerzo Pascual, pero sin cordero. Estuvo todo muy rico y
divertido. Marcelo hizo un risotto con calabaza y cebolla, exquisito, y un
asado increíblemente bueno. Comí mucho, como siempre en lo de Marcelo. Pensé que
por lo menos no iba a comer postre cuando Daniela sacó del freezer una bolsa con
helados sándwiches. Y después huevos de Pascua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario